Esta tarde hay un
llamamiento a defender de nuevo nuestros intereses como pueblo que ha sido
maltratado y robado, también en otros países que están en nuestra situación
existe esta convocatoria, de verdad espero que nos sirva de mucho y que nuestras
voces sean escuchadas. Pero mi entrada de hoy es mucho más personal y especial
para mí ya que va dedicada a alguien que casi pierdo.
Hoy mi hijo cumple
años, para mi ese día del año es el más importante de todos, no es que sea mi favorito
de los dos, sencillamente agradezco que
cada año pueda celebrarlo cuando estuvo tan cerca de que no llegase a cumplirse
ni el primero.
Su venida a este
mundo fue meditada, deseada y buscada, yo tenía ciertos problemas ginecológicos
y me dijo el médico que tuviese paciencia, pero por suerte llego al primer
intento.
Cuando no tuve la
regla en el día indicado empecé a sentir que era feliz, supe que ahí estaba,
una prueba realizada con ansia confirmo lo que yo sentía a las pocas semanas.
Al día siguiente de saber que él ya existía comenzaron los problemas tenía
perdidas, corrí al hospital y confirmaron la amenaza de aborto.
Eso me hizo temer,
yo aborté de forma ilegal cuando era solo una adolescente cosa me hizo sentir
mal aun sabiendo que hacía lo correcto, no pude evitar sentirme vacía durante un
tiempo, no podía ni imaginar que pudiese perder este hijo era tan deseado, me
recomendaron reposo y lo hice.
Mi marido entonces
trabajaba lejos y pasaba la semana fuera de casa, motivo por el que se me hacía difícil reposar y cuidarme, pedí
ayuda a mis padres, pero como siempre no estaban dispuestos a darla, no tenían
nada importante por hacer pero mi madre me dijo da lo mismo ya tendrás otros yo
perdí cinco y era no fue tan grave. Su
explicación no me sirvió, cada niño es algo especial, no es como una gripe que
se pasa mal pero se sigue adelante sin ninguna secuela.
Decidí luchar por
ese embarazo aunque fuese yo sola, conseguí organizar mis días, deje mi trabajo
de forma voluntaria, sin paro ni indemnizaciones, era más importante esa vida
que tenía en mí. Las perdidas seguían yo perdía mucho peso, pero cada ecografía
que me hacían, todas las semanas una para controlar ese feto, daban resultados
de alguien que luchaba por seguir adelante y con ganas de venir a este mundo.
Reposé mucho pero
a los cinco meses me puse de parto, estaba sola en casa llamé a una ambulancia me
llevaron al hospital y por suerte pararon el parto, a partir de ahí solo
esperaba que aguantase un día más dentro de mi para que tuviese más posibilidades
de vivir si nacía. Por suerte aguanto hasta los ocho meses, una noche me
encontraba extraña, intenté relajarme como era costumbre pero al llegar la madrugada rompí aguas, estaba de parto,
por suerte el padre también estaba.
Decidí tener a mi
hijo en la sanidad publica marche al hospital y ahí empezó el martirio, no
tenia contracciones pero el niño estaba en camino, me pusieron medicación para
provocarlas, eso era muy doloroso pero la ilusión hacia que fuese más llevadero.
Tras unas horas así empezó el medievo en mi parto, no dilataba me dilataron a
mano, el niño bajaba pero se quedaba trabado en mi coxis que no retrocedía, no me anestesiaban ya que
las contracciones no eran constantes, corrían cucarachas por el marco de la
puerta del paritorio, me pusieron la epidural pero algo no fue bien y seguía sintiendo
el dolor. Por suerte tras catorce horas de tortura y sin que quisiesen hacerme
una cesárea paso por mi lado un medico, él que me había ingresado de madrugada,
se dio cuanta de los fallos vio que el feto sufría en menos de media hora me anestesió
por completo de cintura abajo, me rajo y saco al niño con fórceps, es el momento
que vi que el niño vivía, estaba algo morado pero se recuperaba, lo pusieron en
mi y fui tan feliz, ese ser que yo ya amaba y que llevaba tanto tiempo moviéndose
en mi vientre por fin esta fuera y a salvo.
Volvimos a casa y
allí me dedique a quererle y cuidarle, todo iba bien pero de repente en navidad
se resfrió empezó aponerse de un color raro, corrí al hospital, ahí empezó un
calvario los días más duros que jamás he pasado, me daban noticias cada vez
peores, el niño estaba mal tenia un virus pero que se complicaba ya que al ser
prematuro sus bronquios eran pequeños, pasamos del se queda ingresado, al
ingresa en la Uci, al su color es extraño y al no te damos esperanzas.
Pero mi niño no
lloraba, ente sus costosas respiraciones me miraba a los ojos y yo veía su
lucha, no podía fallarle ahora, no me dejé influenciar por el miedo me pegué a
su lado le cogí la mano muy fuerte y le conté que estaba de nuevo embarazada
pero que eso no haría que me separase de él ni un segundo. En la Uci había un
apartado donde me dejaron quedarme con él sentada en una silla. Allí pasamos 15
días entre tubos, máquinas, pitidos reanimaciones y lucha, pero él jamás
lloraba por nada es un valiente y tenía tanta vida en su mirada.
Aunque no le daban
esperanzas empezó a mejorar y tras un tiempo ingresado le dieron el alta, sólo
salir del hospital, hacía mucho frío aquel día, empezó a tener paradas
respiratorias de nuevo, corrí a urgencias no había llegado ni al coche siquiera
y empezó de nuevo una pelea por la vida. Esa batalla también fue ganada.
Al fin volvimos a
la vida pero duró poco un nuevo virus le afecto y con las secuelas de su
enfermedad la cosa se agravó de nuevo, comenzaron años de hospitales, ingresos,
máquinas para ayudar, pero él jamás perdía la sonrisa, me decía mamá creo que
me siento mal recoge Pokemons y vamos a que me ayuden. En urgencias mientras le
contactaban a bombas de inhaladores él y yo jugábamos nos íbamos a nuestro
espacio donde nos aislábamos e intentábamos evadirnos de médicos ruidos, olores
de hospital y batas blancas, él me daba tanta fuerza y confianza, es una
persona muy especial, por fin tras 8 años de batallas ganó la guerra.
Hoy es un
adolescente feliz, una persona que se enfrenta al mundo a sus miedos, muy comprometida
con sus ideales, para mi sigue siendo un ángel alguien que me llena con tan
sólo su sonrisa, pude perderle pero por suerte he tenido junto a él momentos
muy especiales y hoy quiero que sepa cuanto le quiero y como agradezco su valentía
y su gran humanidad, no sé si conseguirá ser médico como quiere pero sé que es
una gran persona de las que merece la pena conocer y pasar aunque solo sea un
momento a su lado.